Una persona no es sólo una cosa en la vida y “escritora” es otra parte de lo que soy: he nacido para contar cosas. Fue algo que surgió como una aptitud innata, cuando en mi infancia empecé creando cuentos inventados donde dejaba volar mi imaginación a través de mundos propios y personajes.
En mis comienzos sentía buenas sensaciones y la gente de mi entorno me hacían llegar buenas valoraciones, aunque yo siempre pensaba que podían estar mejor. De hecho, cuando escribo, hago siempre varios borradores hasta crear la historia que me gusta publicar.
Desde hace siete años mi corazón de escritora empezó a latir. Todo surgió primero mostrando mi historia de vida al mundo, con el propósito de mostrar una perspectiva optimista sobre mí vida, ya que soy una chica del siglo XXI que vive con una gran discapacidad.
Escribir ha sido la herramienta que me ha permitido poder difundir mensajes con el propósito de aportar mi granito de arena para concienciar que las personas con diversidad funcional, cada uno con nuestras circunstancias, es posible poder decidir el modo de cómo vivir y ser felices. Pero es verdad que todavía queda mucho por lograr para que todos formemos parte activa de la sociedad y lleguemos al futuro con las máximas garantías en cualquier ámbito.
En mi vida privada puedo resultar introvertida, pero en los momentos más importantes de mi vida, recurro a la magia de las palabras, gracias al cual soy capaz de desprenderme de mi coraza. En cada relato es inevitable dejar un poco de la persona que soy, porque muestro mis pensamientos, emociones, y sentimientos… todo lo vivido tanto lo bueno como lo malo.
Cuando me pongo como protagonista en las publicaciones siempre tiene alguna finalidad, como reivindicar mi lugar como mujer y mi vida independiente, curar heridas de historias pasadas o cerrar etapas de mi historia de vida para luego volver con mi mejor versión.
Mi madre me hizo el siguiente comentario: “hija ojalá hablases igual de bien que te expresas cuando escribes”. He de admitir que no le falta razón y eso me dio mucho en que pensar. Pero en definitiva me hace sentir feliz y me impulsa para no dejar de escribir, porque es algo que se me da bien. Además, si lo pienso detenidamente, me parece la mejor forma de crear y dejar mi propio legado, como por ejemplo para mi sobrina Lucía, para que cuando sea mayor y lea como su madrina veía el mundo, también vea como me gustaría que ella sea de la nueva generación que revolucione el mundo y su futuro llegue a ser infinitamente mejor.
Lo que si puedo afirmar es que para mi escribir es una de mis grandes pasiones o una gran historia de amor entre la escritura y yo. Es algo que formará parte de quien soy desde que fui consciente de ello hasta el día que ponga el punto final en mi historia.
Comentarios
Publicar un comentario