Llevo desde pequeña involucrada en asociaciones, al principio como usuaria y después realizando colaboraciones como por ejemplo en campañas de sensibilización. El fin era reclamar que mis necesidades estuvieran cubiertas y mejorar el futuro de personas que se encontrasen en la misma situación que yo. De hecho, gracias a todas las experiencias, bastantes años después, supe que quería formarme en algo que estuviese relacionado con este campo. Por aquel entonces siempre decía que quería estudiar la carrera de trabajo social. Una vez acabé el bachillerato y fue la hora de elegir mi futuro, barajé opciones y tenía muy claro que no debía haber matemáticas porque no son mi fuerte.
Durante ese periodo de trámite e investigación, empecé a oír hablar sobre la integración social, busqué información y supe que podía formarme sobre lo que giraba toda mi vida, aquel era mi lugar. Sin embargo, no fue hasta que llevaba nueve meses desempeñando mis prácticas que pude darme cuenta de que esa era mi vocación. Me sentía feliz y realizada como profesional y, mucho más importante, como persona.
Es verdad que mis oportunidades de trabajo, como todos comprenderéis, son limitadas, pero también es cierto que formar parte de varias asociaciones me ha permitido realizar actividades vinculadas tanto a la discapacidad como a mi faceta como integradora social realizando campañas de sensibilización y colaboraciones en charlas en las que cuento cual es mi modo de vivir la vida. Aunque sinceramente, os debo decir que no me gusta ponerme como ejemplo de nada porque no me considero nada del otro mundo, esta es mi forma de ser y siempre seré así.
Aún no teniendo un trabajo formal siempre intento embarcarme en proyectos, primero que me apasionen y por otro lado, como modo para mantener mi mente unida a la vocación. Estos proyectos me gusta vincularlos dentro del ámbito de la discapacidad y que sirvan para reproducir un mundo más justo, igualitario y solidario, en el que cualquier persona tenga las oportunidades de participar en la sociedad de forma efectiva, destinándolos a diferentes colectivos sociales.
Por todo esto, me podría considerar emprendedora social. Mis principales herramientas para hacer llegar mi mensaje son medios de comunicación y difusión globales, y con ello me estoy refiriendo a este blog, así como también al programa de podcasts. Este último sí que lo podría considerar mi trabajo, ya que ocupo mi mente buscando temas que sean de interés. Además, yo misma soy responsable de la difusión de las publicaciones generalmente a través de redes sociales, las publicito, visibilizo campañas para concienciar y dedico tiempo en planificar y crear los contenidos. Estos siempre intento que sean de valor, para así quien sea asiduo a ellos puedan encontrar una visión realista, aunque siempre optimista, de las diferentes realidades que forman la sociedad de hoy mientras el mundo no para de girar.
Como se suele decir, elige un trabajo que te guste y no tendrás que trabajar ni un día de tu vida.
Y para finalizar, aprovechando esta fecha tan bonita y especial para la sociedad en su conjunto, como es el Día de la mujer, me gustaría remarcar lo importante que es la brecha de los derechos entre hombres y mujeres. Esta debe vencerse en todos los ámbitos, desde desigualdades salariales y problemas de conciliación laboral, hasta la vida familiar, pasando por las diferencias entre países avanzados y desarrollados, con zonas urbanas y rurales, o incluso la edad.
Mi contribución en este aspecto es tener presente el rol de la mujer en muchas de mis publicaciones. He tratado temas que tenían como argumento la proyección de la mujer en la sociedad, así como llamar la atención de las múltiples discriminaciones que pueden sufrir aquellas que además conviven con una discapacidad. Y se puede detectar a un golpe de vista que en la mayoría de mis escritos aflora mi perspectiva feminista, primero porque soy mujer y segundo porque veo la realidad y, sinceramente, hay mucho por cambiar.
No olvidemos que debemos empezar por querernos nosotras de forma libre, siendo fieles a nuestro pensamiento y personalidad, ya que es lo que nos caracteriza y nos hace únicas. Cada una tenemos una percepción válida y distinta del mundo y tenemos que reivindicar nuestro espacio en él.
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